Un concierto, una obra teatral, una lectura, un evento corporativo: El ejecutante / artista / declamador lleva/conduce al esperador a un mundo de emociones. Lo que sucede, sucede entre el ejecutante y la audiencia. La esencia de la mezcla en directa debe ser invisible; la mejor mezcla se lleva a cabo cuando los micrófonos se vuelven irrelevantes, los altavoces desaparecen y nada distrae de la actuación.
Hasta que tales momentos puedan ocurrir, hay mucho por hacer: entender las necesidades del artista, del lugar de la actuación, de la audiencia y del organizador. Mi trabajo es hacer que todo el equipo funcione y mi meta es hacer que el artista que va a actuar, olvide todo lo que tenga que ver con la técnica. Un artista que se siente bien en el escenario va a dar lo mejor de si y eso el lo que el público se merece.